diciembre 05, 2007

La injusticia de una estadística

La imagen ya es un clásico en la Bombonera. Ante cada gol que convierte Martín Palermo, el ex tesorero y actual responsable del marketing de Boca, Orlando Salvestrini, tacha con un fibrón un número más en una bandera colgada en su palco VIP con el muy "americano" título de “Palermo Countdown” (“La Cuenta Regresiva de Palermo”), en un supuesto intento por reflejar la cantidad de tantos que supuestamente le faltan al “Loco” para alcanzar como máximo goleador de la historia del club a Francisco Varallo.

Ahora bien: ¿está realmente Palermo a cuatro goles de Varallo como esa bandera pretende hacer creer? La respuesta es tan simple como contundente: no. Y, por supuesto, tiene una explicación clara.

No es casual, efectivamente, que el hombre del fibrón sea un especialista en mercadotecnia, a cargo tanto de la empresa creada por la administración Macri para explotar y controlar el merchandising del club (Boca Crece SA) como de las acciones de marketing social que Boca ejerce a través de su Departamento de Socios.

Y es que tales “funciones” de Salvestrini están muy relacionadas con lo que representa una “campaña” que, lejos de pretender reflejar fielmente un hecho histórico, no intenta más que promover la figura del actual “nueve” boquense como una pura, lisa y llana estrategia de marketing.

La verdad, efectivamente, es muy distinta a la que pretende hacer creer Salvestrini: Palermo no está a cuatro goles de Varallo, sino a 18. Pero, para colmo, aún alcanzando al gran “Cañoncito” de los años ’30 no será el máximo goleador histórico de la institución, récord que está en manos de Roberto “Cabecita de Oro” Cherro con 221 tantos convertidos entre 1926 y 1938.

Segundo ya sí aparece en ese ordenamiento Varallo, quien acumula 194 goles marcados entre 1931 y 1939. Y tercero tampoco viene Palermo sino Domingo Tarasconi, quien marcó oficialmente un tanto menos que “Cañoncito” (193) entre 1922 y 1931.

Ocurre que, contra lo que creen o pretenden hacer creer algunos por pereza investigativa, afán promocional o simple desconocimiento, la historia de las competencias del fútbol argentino de carácter “oficial” -y que por ende deben ser tenidas en cualquier estadística que se precie de ser completa- no arranca en 1931 con el inicio de la era profesional, sino mucho antes. Más precisamente, a comienzos de la última década del Siglo XIX, con el inicio de los campeonatos amateurs organizados por las primeras asociaciones que antecedieron a la actual AFA.

Decir lo contrario sería tan erróneo como afirmar que la historia del país comienza con la Asamblea Constituyente de 1853, por citar una fecha histórica cualquiera que, como mucho, marcaría la culminación de un proceso y el comienzo de otro dentro de uno bastante mayor iniciado por supuesto anteriormente.

Por eso, en caso de tener solamente en cuenta la era profesional, toda estadística debe estar acompañada de la aclaración correspondiente ya sea en su título, su enunciado o un texto aparte, y no pretender reflejar “la historia” en general de un club o del fútbol argentino.

Ahora bien, en el supuesto caso de que lo que se buscara determinar fuera el máximo artillero de Boca EN LA ERA PROFESIONAL, como por ende debería aclararse siempre en el caso de Palermo/Varallo si no se menciona a Cherro y Tarasconi, igualmente el actual delantero “xeneize” no estaría a los seis goles que se dice le faltan para alcanzar a Varallo como máximo anotador del club en ese período, sino, como ya quedó dicho, a 20. Al menos, si lo que se pretende tomar en cuenta es, como se dice, los goles convertidos por uno y otro en certámenes “oficiales”.

La explicación es que así como en ese caso a Palermo no se le asignan solamente los 144 goles que marcó en certámenes de Primera División de la AFA con la casaca boquense, sino también los 30 que hizo en torneos internacionales como las copas Libertadores, Intercontinental y Sudamericana, a los 180 que Varallo marcó para Boca en certámenes regulares de Primera -y que por ende le computa Salvestrini- debieran sumársele los 14 que convirtió con la "auriazul" en otros torneos domésticos como la Copa Competencia, la Copa de Honor Beccar Varela y la Copa Adrián Escobar, también oficiales por cuanto fueron organizadas y validados por las asociaciones nacionales existentes en ese momento en la Argentina.

Vale decir que, con tal de promover la figura del actual goleador boquense, se mide con dos varas o criterios diferentes lo hecho por él y por el también platense “Cañoncito”, lo que sin dudas representa una gran injusticia y algo inadmisible en cualquier trabajo estadístico. Máxime, cuando en la época de Varallo no existían las múltiples competencias internacionales de estos tiempos, que permiten a un futbolista jugar muchos más partidos oficiales que los que jugaban los de la década del ’30.

Por esa misma razón, incluso, lo más justo en este caso sería evitar tener en cuenta otros encuentros además de los correspondientes a torneos regulares de Primera División de la AFA o sus antecesoras, método que aseguraría una medición mucho más justa ya que la cantidad de veces que uno y otro jugaron anualmente por ese tipo de campeonatos no es muy diferente ni favorecería de entrada a alguno de los dos. Cabe recordar que en ese caso Palermo acumularía 144 tantos en total con la camiseta "xeneize", en tanto que Varallo mantendría los 180 que todos le asignan.

De contemplarse también lo hecho en otros torneos “oficiales”, eso sí, lo mínimo que puede pedirse es que se tenga en cuenta efectivamente a TODOS los partidos de ese tipo jugados por Palermo y Varallo además de los correspondientes al certámen doméstico tradicional, y no sólo los que disputó el actual goleador boquense como lo hace Salvestrini.

Para ser seria, precisa y justa, en definitiva, toda estadística debe ser hecha con criterio. Y eso implica no sólo tener bien claro el parámetro elegido, enunciarlo correctamente y ser coherente con esa elección, sino también partir de condiciones equitativas que permitan hacer las comparaciones del caso con justicia, sin apasionamientos y teniendo en cuenta que lo importante nunca es ni debe ser la estadística en sí, sino lo que esa estadística debe reflejar más allá de gustos o conveniencias ocasionales.

junio 21, 2007

Taller de investigación histórica

Un nuevo modo de hacer periodismo deportivo está naciendo. Conjuga la pasión por el fútbol, su pasado y sus estadísticas con el método de la investigación histórica, un fuerte revisionismo crítico y el uso de revolucionarias herramientas documentales, que permiten profundizar de manera inédita en cuestiones nunca antes abordadas con tanto rigor o detalle.

En el marco de esta nueva tendencia mundial, nació en 2004 el primer Taller de Investigación Histórica y Estadística sobre Fútbol, ideado y coordinado por el autor de este blog a fines de constituir una plataforma de excelencia para la búsqueda de material e información sobre el tema y el desarrollo de trabajos al respecto, ya sean periodísticos o simplemente estadísticos.

Se trata de una iniciativa dirigida no sólo a periodistas, estudiantes de periodismo o investigadores, sino también a la cada vez mayor cantidad de aficionados a la recolección de datos, publicaciones, fotos u otros testimonios en relación a la historia del fútbol o de un club
determinado.

Más allá de brindar un mayor conocimiento acerca de qué se puede consultar o conseguir respecto de cada tema y de las formas de llegar a ello, poniendo en contacto al participante con fuentes a las que en muchos casos no es fácil acceder, el Taller contribuye a avanzar en el campo en cuestión fomentando el uso de nuevas técnicas para un aprovechamiento integral y un correcto ordenamiento de aquello que se consiga.

A lo largo de cuatro meses, los participantes realizan efectivamente no sólo un gran acopio de información y material, sino que, en base a una división del proceso de trabajo en etapas y a los menúes y consignas dispuestos por el coordinador para cada una, logran incorporar una metodología tan innovadora como útil a estos fines.

Así, el investigador podrá abordar de la manera más completa, rigurosa y menos traumática cualquier trabajo de este tipo, partiendo siempre de donde realmente corresponde, chequeando todas las fuentes que realmente puedan o deban consultarse y organizando lo obtenido del modo más conveniente para producir trabajos verdaderamente confiables, profundos, originales y atractivos.

La idea, en definitiva, es revolucionar la forma de hacer investigaciones en relación con la historia del fútbol, cuestionando todo lo establecido -en muchos casos erróneamente- por relatos parciales, demasiado superficiales o fundados sólo en el saber popular, pero intentando asimismo rescatar y reflejar las dimensiones humanas, sociales, culturales, políticas y económicas de cualquier hecho o fenómeno futbolístico.

Para mayores informes, escribir a ebekerman@hotmail.com.

mayo 30, 2007

¿Qué quiere decir "FIFA"?

Contra lo que la mayoría de la gente piensa y muchos "periodistas especializados" dicen, la sigla "FIFA" no significa "Federación Internacional de Fútbol Asociado" sino "Federación Internacional de Football Association", lo que es de algún modo un homenaje al nombre primigenio de este deporte.

Efectivamente, en un comienzo el fútbol era conocido no como "fútbol" a secas sino como "Football Association", nombre que devenía del de la primera asociación que rigió este deporte en el mundo: la Football Association (FA) británica, creada en 1863.

Al denominar así a esta disciplina, lo que se conseguía era justamente aclarar que se trataba del "football" que pregonaba la FA, es decir de aquel en el que sólo estaba permitido el uso de los pies, y no de aquel "football" a secas que ya se jugaba anteriormente en el Reino Unido como una disciplina que, al no tener prácticamente reglas, muchos practicaban también con las manos.

Del tronco de ese fútbol primitivo o "prehistórico" surgieron casi simultáneamente dos ramas formales que alcanzaron difusión y terminaron de definirse con el tiempo: por un lado, la del "Football Association"o fútbol jugado sólo con los pies, que proponían los institutos educativos que se agruparon en la FA británica; por otro, la del "Football Rugby", o jugado bajo el criterio adoptado por la Universidad de Rugby, que por supuesto propiciaba el uso de las manos.

Fue por eso que, al fundarse la FIFA en 1904 en Francia, se decidió ponerle como nombre "Federation Internationalle de Football Association", con lo que se aclaró que iba a ser un ente encargado de regir internacionalmente no cualquier tipo de "football", sino precisamente aquel promovido por la FA británica o que sólo podía jugarse con los pies.

Con el tiempo, por supuesto, esa distinción quedó desvirtuada, por cuanto el fútbol comenzó a ser conocido simplemente como "fútbol" y no como"football association". Pero como la propia FIFA decidió dejar en su nombre la denominación del deporte en su forma original, no es correcto que unilateralmente decidamos ir contra eso y atribuirle a la sigla un significado diferente, traduciéndola de un modo totalmente antojadizo y ajeno al real sentido que tiene.

Para respetar ese significado, justamente, una correcta traducción "completa" de la sigla FIFA podría ser "Federación Internacional de Fútbol Asociación", ya que en un comienzo a este deporte también se lo llamó así (Fútbol Asociación) en América Latina.

También se podría decir a secas "Federación Internacional de Fútbol", ya que con eso estaríamos cumpliendo con el objetivo que tienen las dos últimas palabras que componen el nombre del organismo, que no es otro que reflejar el nombre del deporte regulado internacionalmente por la FIFA.

A mi entender, igualmente, lo más correcto sería traducir la sigla de la manera en que lo hice al principio, es decir como"Federación Internacional de Football Association", ya que la propia FIFA de algún modo dispuso que así se lo haga al mantener la denominación original del deporte en su nombre.

Lo que está claro, en definitiva, es que DE NINGÚN MODO ES CORRECTO llamar a la FIFA "Federación Internacional de Fútbol ASOCIADO", un error lamentablemente muy difundido por muchos periodistas que se jactan de serios y de saber mucho sobre el tema pero que en realidad no saben tanto ni son tan serios.

De hecho, si se ponen a pensar verán que lo de"Asociado" es sólo un intento de darle algún significado a esa última "A" de la sigla por ignorar realmente para qué está, ya que no agrega ni quita nada a la expresión "Federación Internacional de Fútbol" sino que solamente la torna confusa, haciendo una "aclaración" totalmente insulsa y carente de significado real. ¿O acaso conocen algún lugar donde se juegue fútbol "disociado"?

abril 18, 2007

Un insulto a la profesión

Que muchos hinchas de Boca pidan que en su equipo ningún jugador use más la camiseta número “7” en homenaje a Guillermo Barros Schelotto, vaya y pase. Pero que esto lo demanden periodistas que siguen habitualmente la campaña del equipo “xeneize”, y que como tales debieran conocer al dedillo la historia boquense, no deja de ser una clarísima muestra -y van...- de lo bajo que algunos encargados de cubrir periodísticamente la actualidad de un club suelen caer con tal de congraciarse con público, plantel, cuerpo técnico y dirigentes de esa entidad sobre la que les toca trabajar.


Efectivamente, decir que Boca debe retirar la camiseta número "7" del equipo por la ida de Barros Schelotto al fútbol de Estados Unidos es insultar un pasado repleto de gloria, por el que desfilaron jugadores muchísimo más destacados e importantes que el Mellizo sin que ante su alejamiento se sacara de circulación número alguno. Pero que un periodista se preste a este juego implica otro insulto tanto o más grave: un insulto a su propia profesión.

Es que, al menos en teoría, estos formadores de opinión debieran ser justamente eso, y no simples voceros del bramido del público. Ya Dante Panzeri, allá por los lejanos años ’60, dictaba entre sus mandamientos para la función periodística este de no servir como mera caja de resonancia del sentir popular, sino formarlo a partir de un conocimiento y un análisis más profundo de la situación que el que cualquier ciudadano común tiene.

Claro que, para cumplir correctamente con su rol dentro de la sociedad, estos “periodistas” tendrían que contar antes con ese saber que dista mucho de ceñirse al saber popular, y que requiere horas de trabajo, dedicación, estudio e investigación como instancia necesariamente previa a tomar un micrófono para expresar sus parecer a miles de personas.

Ocurre que, como es sabido, el poder corrompe, especialmente si es un poder malhabido o al que se llega sin los méritos del caso. Y “tomar un fierrito” para opinar sobre cualquier cuestión -incluso sobre aquellas tan nimias como estas- puede hacer pensar a muchos que no precisan ningún tipo de conocimiento o análisis previo a la hora de emitir esas opiniones que tan ligeramente emiten. O bien, que sólo con su “nombre”, su "labia" y/o su mera participación en un medio de prensa tales aseveraciones tendrán respaldo suficiente.

Por eso, es fundamental insistir en la etapa de formación de los periodistas con un viejo precepto: humildad ante todo, siempre. Lo que, por supuesto, no implica rendirse frente al saber de nadie ni -mucho menos- al de las mayorías, sino simplemente reconocer la necesidad de informarse, investigar y opinar con fundamentos bien claros. Esos que sólo un conocimiento profundo del pasado puede proporcionarnos.